BnA STUDIO Akihabara Hotel

Japón es el lugar que reúne tradición, cultura y arte, esta última expresión es llevada en todos los sentidos en el Hotel BnA STUDIO Akihabara en Japón. Esta instalación hotelera, que abrió sus puertas en marzo de este año, fue pensada para resaltar el talento joven del país nipón, así como también brindarles otro canvas, que no fueran galerías, para exponer su trabajo artístico.

Crédito de las fotos: Tomooki Kengaku

Su lema es: “Quédate en una obra de arte y apoya a un artista”, esta iniciativa se traduce en que cada vez que un huésped se aloja en una de las habitaciones intervenidas artísticamente, un porcentaje del dinero está destinado para el autor. Akihabara Hotel es la segunda parte del proyecto BnA, que significa bed & art, el cual cobró vida en el 2015 con salas conceptuales de Airbnb en Tokio (BnA GALLERY Ikebukuro) y Kyoto (BnA MACHIYA Kyoto). Estas habitaciones fueron un rotundo éxito y se convirtieron en el impulso para el primer hotel de BnA, BnA HOTEL Koenj que abrió en 2016. El objetivo de BnA Studio es abrir en los próximos años una serie de hoteles emblemáticos tanto en Japón, como a nivel internacional.

El Hotel BnA STUDIO Akihabara cuenta con cinco recámaras decoradas vívidamente, cada una equipada con lo necesario para que tu estadía sea una experiencia completa: cocina, lavadora y secadora, baños con exclusivos acabados y Netflix, un lujo necesario estos días.

Es una de las dos habitaciones creada por 81 Bastards, un grupo multitalentos conformado por seis pintores, un tatuador, un fotógrafo, un editor de vídeos y un DJ. Estos chicos crearon un habitación que tiene como protagonista principal un mural 360º lleno de colores fuertes que rinde homenaje a tradicionales motivos japoneses como: dragones, graffiti, trazos de caligrafía y las extraordinarias pinturas ukiyo-e, típicas del siglo XVIII y XIX con temática de luchadores de sumo, geishas, fauna y flora. Esta habitación es la mezcla perfecta entre arte contemporáneo y del pasado.

Es la otra habitación diseñada por el colectivo 81 Bastards, este espacio instantáneamente te seducirá por el minimalismo. No obstante, los detalles de arte callejero están presentes de una forma bien ejecutada, el colectivo de artistas destacó una de las obras más aclamadas del arte japonés: “Wind God and Thunder God”, de Sotatsu Tawaraya. La ambientación es más íntima e invita instantáneamente al descanso y relax.

La habitación Zen Garden fue producida por Taku Sato y el grupo de música 51.3 G-WAVE (compuesto por NANOOK, Kazuma Ogata and Mitsuko Shimae). La peculiaridad de la habitación son las luces moradas que iluminan la habitación creando una atmósfera mística, además de una cerca metálica que delimita el área de la cama. La intención de los artistas era hacer una alusión a las penetrantes luces de las calles de Tokio. La onda de esta habitación es más relajada y con justa intención se llama Zen Garden, está amoblada con piezas típicas japonesas a la altura del piso.

Wonder Park, diseñado por studioBOWL bajo la supervisión de Ryohei Murakami, es un concepto totalmente distinto a las tres habitaciones anteriores, su núcleo se centra en hacer una reminiscencia a lo infantil. La utilización de colores primarios, juguetes y lámparas con diseños muy limpios son los agentes diferenciadores. El estilo de esta habitación coquetea con el diseño industrial y el tan amado pop art.

La habitación Athletic Park es un paraíso, hecho también por studioBOWL y con el diseño de Ryohei Murakami, que transporta a las memorias infantiles, está pensado para aquellos que se divierten con la curiosidad. Es un submundo dentro la habitación, con graffitis, juegos y entretenidos detalles, esta habitación tiene capacidad para cuatro personas.

Para crear un balance perfecto, los diseñadores de las habitaciones se pusieron de acuerdo y se inclinaron por baños en total white. Una manera de poner un descanso visual, y complementar el gusto de sus huéspedes.

El BnA STUDIO Akihabara Hotel es un perfecto ejemplo de cómo el arte se puede infiltrar en edificaciones. El arte japonés evidencia la proximidad entre la creación artística y una profunda intuición filosófica de la realidad, una teoría sólida para aplicarla en la urbe.